Experiencia en secundaria con inclusión educativa

Febrero 24 día de la bandera 2012
 

Son las 2 pm. Llego a la secundaria Edmundo O´Gorman 228 del turno vespertino en la Col. CTM Culhuacan de la Cd. de México. Me invitan el subdirector y la maestra de Usaer a participar en la junta de consejo técnico, para apoyarles en el proceso de inclusión de un joven de 13 con síndrome de down.


A Brandon lo conozco hace 4 años, conozco a su familia. Le he dado apoyo para el proceso de lectura y escritura desde los 9 años. He visto sus esfuerzos, sus avances, sus dificultades. He sido participe de este equipo a quienes él ha conquistado con su inteligencia, su perspicacia, su música, su fortaleza interior, que nos contagia.


Ahora en el reto de la integración secundaria, reto que aceptaron el subdirector y algunos maestros, se está jugando no sólo su presente  y  futuro, como parte completa de esta sociedad que lo excluye, también se juega el nuestro, porque sin él no estaríamos completos.


Aún duelen expresiones de algunos de sus maestros como “me da miedo este niño en sus reacciones, no sé qué hacer con él, a mi no me toca, no soy especialista, si tiene discapacidad intelectual, para que está aquí con los niños regulares", entre otras. También hay las más moderadas, que no expresan abiertamente el rechazo a la inclusión, sólo lo disfrazan: “ya hemos integrado, a nosotros no nos pueden decir que estamos en contra de la ley, ya hemos tenido alumnos ciegos, sordos o con problemas físicos, pero esto es otra cosa, ahí no hay problemas para aprender”.
 

Y ánima profundamente el entusiasmo de otros docentes: “los problemas de conducta no son de Brandon, de su discapacidad, son de la escuela, él aprendió a agredir aquí, a decir palabrotas aquí, a querer salirse con la suya, como lo hacen los demás, además que por ser aceptado lo manipulan para hacer maldades”.
 

Finalmente, después de una larga lluvia de ideas donde escuche todos estos comentarios, propuse centrarnos en lo esencial: Brandon como todos los alumnos, aprenden más y mejor si están en un contexto estimulante, rico, no repetitivo, que comprendan para que les sirve, que distribuya tareas mas allá de la copia, del estarse quieto y callado. Y di algunos ejemplos, para cada materia. Ya no son las adecuaciones curriculares el centro de la cuestión, es la metodología de cada maestro, es su flexibilidad de pensamiento, su creatividad, su compromiso con un aula diversificada, incluyente de todos los alumnos, los que son agresivos, tímidos, extrovertidos, con y sin discapacidad, todos tienen retos y fortalezas.


“Al andar se hace camino…” me salí muy contenta del resultado, pues de los cinco renuentes a apoyar la inclusión, dos se acercaron al final, pidiendo más ejemplos de cómo trabajar, y la médico de la escuela se propuso para apoyar con materiales, con maquetas, con recursos para el aprendizaje de Brandon. Tienen salón de computo, tienen tiempo, apoyo de Usaer,  tienen 17 alumnos por grupo… y tienen también graves problemas como el ausentismo de los docentes... alcancé a escuchar que el día anterior faltaron 5 maestros y su índice de reprobación es del 50%.  Brandon es una gran oportunidad para revertir esta tendencia, porque es una lupa donde se pueden reflejar con mayor claridad, donde estan los huecos que no dejan avanzar.
 

Quiero terminar compartiendoles una frase de la maestra de Español: “ahora que sé que si puede aprender Brandon, y como lo puede aprender mejor, sé que puedo ser mejor maestra, para él y para todos los alumnos”
 

Seguimos en el camino…

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